El propano es un hidrocarburo, compuesto de hidrógeno y carbono, que se extrae del petróleo en las operaciones de refino o del gas natural y gases asociados, en los yacimientos de petróleo.
En su estado natural, el gas propano es gaseoso, pero sometido a temperaturas ambientes y baja presión se licua, llegando a reducir su volumen hasta 250 veces, lo que hace posible su manipulación, almacenamiento y transporte.
El gas propano, en estado gaseoso, pesa el doble que el aire; y en estado líquido, la mitad que el agua. Forma parte de las energías con más alto poder calorífico y puede alcanzar una temperatura de llama de unos 1.900ºC en aire y de 2.800ºC en oxígeno.
Para que la combustión sea óptima, el propano debe siempre permanecer en su estado gaseoso. Como a partir de 44º bajo cero se licua, es idóneo para instalaciones al aire libre y en zonas frías, donde nunca llega a licuarse.
Debido a que el gas propano es inodoro e incoloro en su estado natural, como medida de seguridad se le agregan derivados de azufre, para detectar las posibles fugas gracias a su particular olor.
Otra importante característica del propano es que no es tóxico, su combustión es limpia, no produce humo ni hollín y preserva, así, el medio ambiente.